Fantasmas en la Iglesia

Aire y gas comprimido
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lucio esevich
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Fantasmas en la Iglesia

Mensaje por lucio esevich » Vie Nov 29, 2019 11:21 pm

Buenas tardes. Dejo una anécdota para distraerse un rato.
Fantasmas en la Iglesia
Aquellas vacaciones, habíamos dejado de trampear soldaditos, cabecitas negras, jilgueros,etc. para dedicarnos con los changos a la crianza de palomas caseras, que por aquellas épocas agregaban una nota pintoresca a la plaza porque no eran abundantes como hoy y no habían colonizado aún todos los edificios públicos. Entre nosotros no existía algún estudio colombófilo previo sino que lo hacíamos tan solo por las ganas de hacerlo, robábamos a la siesta los pichones del campanario de la iglesia, fuera de la mirada inoportuna del sacerdote o sacristán y luego con nuestras bocas les dábamos de comer suavemente en el piquito, una papilla que hacíamos mezclando algo de agua con migas de pan y ”Vitosán”, por puro gusto de criarlas. Una vez crecidas, las dejábamos libres porque los gastos y los cuidados escapaban a nuestras posibilidades. De nada valieron los consejos de mi padre para que abandonemos la empresa:
-Te vas a llenar de itas-Me decía – Y aseguraba:- Nadie sabe qué andan comiendo esos bichos-
Se había impuesto entre los changos la moda de pichonear y como en todas las siestas, nos trepábamos al campanario de la iglesia para "recorrer la hacienda"(Como decía el Negro Acuña) y revisábamos uno a uno los huevos porque aunque nos habíamos puesto baqueanos en saber cuánto les faltaba a los huevitos para eclosionar o cuánto les faltaba a los pichones para que emplumen; las palomas se ingeniaban para hace el nido y huevear casi de inmediato, de modo que revisábamos seguido los nidos por si había novedades. Además se corría la bolilla del avistamiento y el descubridor sentaba precedentes ante los demás changos sobre la propiedad de los futuros pichones.
Aquella iglesia tenía, como otras iglesias de pueblo, un portón de entrada al que se accedía por ambos costados y por esa razón los feligreses no veían a los que estaban afuera y viceversa, pero antes del portón de ingreso, a unos cuatro metros a la derecha, estaba la puerta (siempre abierta) de la escalera que llevaba al campanario, que era de uso para un par de personas y quedaba afuera de cualquier mirada indiscreta, una verdadera ventaja para los “pichoneros”.
Al atravesar el viejo portal de cedro agrietado y trasponer un peldaño de quebracho canteado a mano, se ascendía por una escalera en forma de caracol con peldaños desparejos y paredes encaladas rústicamente, que llevaba hasta un descanso alargado a modo de balcón, desde el que se podía observar la nave completa. Contenía además un organito a pedales vetusto y abandonado que no se veía desde el interior de la nave, porque un pequeño biombo construido con material, como una pequeña pared sin terminar (similar a los viejos “gallineros” de los cines de antaño) no lo permitía, además de prolongarse con un esterillado bajo parecido al de los confesionarios; que ocultaba al órgano y al organista, aunque le permitía a éste último observar cualquier movimiento en el recinto.
Continuando el ascenso, se llegaba al final de la escalera de material y aunque las cuerdas del campanario atravesaban el pequeño descanso, no se veía campana alguna, y sobre el piso, a modo de techumbre de tablas, se podía observar un agujero horadado a serrucho en la madera, en medio de una puerta- trampa rectangular, del tamaño del hombro de un adulto, por el que atravesaban las gruesas sogas que daban vida a las campanas. Esos maderos resecos oficiaban de techo y piso a la vez, porque se podía intuir desde abajo; que hacían de piso del campanario para su mantenimiento. Pero el ascenso era imposible porque no había escalera alguna, de modo que con los changos fuimos acarreando día a día largueros de palo bobo y travesaños del mismo material (que cortábamos a machete) e introducíamos a escondidas, hasta lograr armar una escalera muy endeble en la que habíamos unido los peldaños con alambre dulce de enfardar.
Lograda la escalera, subíamos hasta la pequeña puerta que debíamos empujar y sostener hasta liberar el paso y finalmente, arrancábamos con el proceso de juntar los pichones en un morral repleto de trapos de algodón para que el animalito no se golpee o enfríe.
Todas las tardes, luego de sobrevivir al movimiento bamboleante de la “sacha-escalera”, nos guardábamos unos instantes para jugar con el órgano. El “Negro” se sentaba en un taburete derruido y simulaba conducir un auto de carreras mientras pisaba los pesados pedales de madera y el “Peyi” (Hermano menor del Negro) y quien escribe, fingíamos la ejecución del instrumento; con el histrionismo con que lo habíamos visto hacer a un monstruo de una película de Boris Carloff que habíamos visto juntos en la tele. Ambas actuaciones nos causaban mucha gracia, Aunque jamás pudimos arrancarle nota alguna al tacaño instrumento.
Una noche al recostarme, me asaltó repentinamente la idea de que los pedales probablemente proveyeran de aire al viejo órgano, como quien sopla en una flauta o un siku, imaginaba, y no pude pegar un ojo hasta contarle la ocurrencia al Peyi.
-Capaz que es así nomás. ¿No che?- contestó. ¡Hay que probar hoy a la siesta!
Ondeábamos de a ratos mientras atravesábamos los baldíos; que flanqueaban la calle de ripio que subía hasta la plaza, hasta llegar a la iglesia. Tras comprobar que no había gente en la vereda del templo ni en la plaza de enfrente, ascendimos en un suspiro al campanario y recolectamos dos pichones emplumados que el “Peyi” acomodó hábilmente en un doblez practicado en la remera y presurosos bajamos al descanso para intentar hacer sonar el aparato. De inmediato el Peyi se quitó la remera y envolvió casi con devoción a los pichones, depositándolos suavemente en el piso de ladrillos.
-¿Quién pisotea los pedales?- Dijo el Peyi- El negro no ha venío y para mí son muy pesao- Comentó.
-Dejá que pise los pedales y vos tocá- Le contesté.
De inmediato nos pusimos manos a la obra e increíblemente, tal como si le hubieran insuflado vida, el viejo órgano comenzó a desperezarse de su largo sueño. La sonrisa de satisfacción del Peyi no le permitía hablar y levantaba los brazos emulando al monstruo de la película, dejándolos caer sobre las arruinada teclas de marfil, dejando brotar unos sonidos graves parecidos a un graznido, probablemente debido a la posición del teclado en la que atinaba a ejecutar. En el éxtasis total nos encontrábamos, cuando al escuchar un murmullo sostenido que subía de la nave, el Peyi retiró las manos del teclado, mirándome con un velo de terror manifiesto en sus ojos, mientras con muecas me indicaba que mire por entre el esterillado.
Mientras saqueábamos el campanario, se había congregado un grupo importante de personas en el recinto para una misa de cuerpo presente y nosotros lo desconocíamos; pero al ver el ataúd mi compañero pasó del asombro a un miedo incontenible y arrancó escaleras abajo olvidando el botín conseguido y salteando cuantos peldaños pudo, desapareció finalmente como una exhalación. Alcé la remera de mi compañero, asegurando los pichones como pude, mientras una corriente de aire frío ascendía por el pasillo de la escalera, aspirado por el campanario como si fuera una chimenea. Con la piel de gallina en los brazos, disparé escaleras abajo, (porque coraje no me sobraba) desandando cada peldaño hasta abandonar el edificio.
Tal fue la velocidad y desesperación del asustado aprendiz de organista, que recién lo pude alcanzar en la esquina, a una larga cuadra de distancia calle abajo. Ya a salvo intenté reanimar a mi compañero, pero el susto le había calado hasta los tuétanos.
-¿Has visto chango?- ¡Había habío un muerto!- Y nosotros dele hacer ruido con el órgano- Me comentó el Peyi con voz entrecortada.
Finalmente calmados nos sentamos en la ochava para disimular, mientras el Peyi se ponía la remera y escondía los pichones en un cuenco que había formado con la entrepierna, observamos con gran sorpresa que recién asomaban por la esquina los encargados de dilucidar el singular fenómeno sonoro escuchado por los dolientes.
-No nos ha visto nadie- Comentó el Peyi. Es porque quedaba mal que salgan corriendo y abandonen el muertito.
-¡Por suerte!- Le contesté y nos largamos calle abajo con el Sol acariciando nuestras espaldas; apurados por poner los pichones en un cajoncito cubierto de tela que el Peyi guardaba debajo de su cama.
Durante las vacaciones se siguieron repitiendo las visitas al campanario y las ejecuciones del órgano a cargo del actor de turno, siempre y cuando no hubiera miradas indiscretas.
Pasaron unos días y en una reunión familiar, la madre del Peyi comentó que en el pueblo se rumoreaba firmemente desde hacía un tiempo que en la iglesia estaban ocurriendo “sucesos extraños”. Se comentaba que “algo había”, “que los pecados del difunto” o “que el almita andaba penando” y un sin fin de conjeturas que intentaban explicar los sonidos del viejo aparato sin un ejecutante a la vista. A partir de allí, el cura de la Iglesia, que siempre acertaba en cuestiones del más allá, prevenía a quien le solicitase una opinión; que “todo era obra de algún borracho” o “seguro son los changos infelices que se roban los pichones”.
El curita determinó cerrar la puerta con una cadena de eslabones enormes y para desgracia nuestra, nos privó a partir de allí de reencontrarnos con aquellos momentos inolvidables.
No obstante, los rumores acerca de los fenómenos de ultratumba no cesaron. Muy por el contrario, a medida que fue pasando el tiempo; se fueron multiplicando y transformando, sazonados con la impronta de cada feligrés a quien llegara la noticia.
En cuanto a mí, el oleaje de la vida me alejó temporalmente del pueblo y de aquella isla de diversión que se corporizaba para nosotros en un viejo campanario, lugar en donde parecía que el tiempo se detenía.
Hoy pasé de visita por el pueblo, al que me costó reconocer porque había crecido con ínfulas de ciudad, ya sin baldíos ni calles de tierra, aunque la vieja Iglesia permanecía intacta. De inmediato comprendí que era el único lugar al que se anclaban mis memorias de aquellos momentos tan felices de la infancia y al pasar por el frente, casi sin darme cuenta apunté la mirada al portoncito de entrada a la escalera, y de aquél abruptamente me saltaron a borbotones un cúmulo de recuerdos vívidos, que me invadieron por completo obligándome a que los transcriba en cuento, para que en alas del tiempo, alguna vez lleguen hasta usted.
lucio esevich
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Re: Fantasmas en la Iglesia

Mensaje por lucio esevich » Sab Nov 30, 2019 11:13 am

Disculpas. Se duplicó porque andaba mal Internet y no sé acceder al panel de control de usuario. (:C)
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Marcos-45
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Re: Fantasmas en la Iglesia

Mensaje por Marcos-45 » Sab Nov 30, 2019 4:57 pm

Que barbaro! Que buena historia!!! (-H-)
prefiero luchar desde el llano que mirar desde la loma

LEYENDO EL FORO NOMAS
lucio esevich
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Re: Fantasmas en la Iglesia

Mensaje por lucio esevich » Sab Nov 30, 2019 5:20 pm

Marcos-45 escribió:
Sab Nov 30, 2019 4:57 pm
Que barbaro! Que buena historia!!! (-H-)
Muchas gracias Marcos por leerla.
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SebastianSc
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Re: Fantasmas en la Iglesia

Mensaje por SebastianSc » Sab Nov 30, 2019 8:27 pm

Que buenos recuerdos de la infancia. Jajaj lo de tu amigo fue gracioso
Saludos. Linda historia
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JamesConcept
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Re: Fantasmas en la Iglesia

Mensaje por JamesConcept » Dom Dic 01, 2019 1:50 am

Hermoso relato, Maestro! Gracias!
...entre los ceibos estorba un quebracho...
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Re: Fantasmas en la Iglesia

Mensaje por lucio esevich » Dom Dic 01, 2019 10:34 am

SebastianSc escribió:
Sab Nov 30, 2019 8:27 pm
Que buenos recuerdos de la infancia. Jajaj lo de tu amigo fue gracioso
Saludos. Linda historia
Muchas gracias Sebastián.
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Re: Fantasmas en la Iglesia

Mensaje por lucio esevich » Dom Dic 01, 2019 10:35 am

JamesConcept escribió:
Dom Dic 01, 2019 1:50 am
Hermoso relato, Maestro! Gracias!
Muchas gracias por leer. Abrazos.
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darios
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Re: Fantasmas en la Iglesia

Mensaje por darios » Dom Dic 01, 2019 12:27 pm

Excelente relato como nos tienes acostumbrados!!!! Gracias por compartirlo.

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Panchirulo
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Re: Fantasmas en la Iglesia

Mensaje por Panchirulo » Dom Dic 01, 2019 2:59 pm

Hermoso relato, y muy bien relatado.
Muchas gracias por compartir, y no dejes de escribir!
"CN - ART. 21.- Todo ciudadano argentino está obligado a armarse en defensa de la Patria y de esta Constitución...."
lucio esevich
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Re: Fantasmas en la Iglesia

Mensaje por lucio esevich » Dom Dic 01, 2019 6:00 pm

darios escribió:
Dom Dic 01, 2019 12:27 pm
Excelente relato como nos tienes acostumbrados!!!! Gracias por compartirlo.

Enviado desde mi Moto G (5) Plus mediante Tapatalk
Muchas gracias Darios (-Y)
lucio esevich
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Re: Fantasmas en la Iglesia

Mensaje por lucio esevich » Dom Dic 01, 2019 6:00 pm

Panchirulo escribió:
Dom Dic 01, 2019 2:59 pm
Hermoso relato, y muy bien relatado.
Muchas gracias por compartir, y no dejes de escribir!
Muchas gracias Panchirulo por leer (-Y)
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Re: Fantasmas en la Iglesia

Mensaje por Jim brener » Sab Dic 07, 2019 6:20 pm

muy lindo relato y muy bien escrito, felicitaciones
(:D)
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Foster F290 bullpup cal .30
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Re: Fantasmas en la Iglesia

Mensaje por lucio esevich » Sab Dic 07, 2019 7:13 pm

Jim brener escribió:
Sab Dic 07, 2019 6:20 pm
muy lindo relato y muy bien escrito, felicitaciones
Muchas gracias Jim por tomarte el tiempo de leer (-Y) Abrazos.
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Re: Fantasmas en la Iglesia

Mensaje por calupa » Sab Dic 07, 2019 8:04 pm

Otro más, y todos los relatos muy buenos!!!!

(-H-) (:H:)
Las pulgas saltan de perro en perro ; los piojos de cabeza en cabeza y los políticos de partido en partido.
En qué se parecen?
lucio esevich
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Re: Fantasmas en la Iglesia

Mensaje por lucio esevich » Dom Dic 08, 2019 10:08 am

calupa escribió:
Sab Dic 07, 2019 8:04 pm
Otro más, y todos los relatos muy buenos!!!!

(-H-) (:H:)
Muchas gracias por leer Calupa (-Y)
Nocturno
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Re: Fantasmas en la Iglesia

Mensaje por Nocturno » Dom Dic 08, 2019 12:52 pm

Exelente relato ¡¡¡ muy pero muy bueno amedida que pasa el tiempo la nostalgia y el recuerdo
de aquellos momentos muy felices gracias lucio por compartir saludos ¡¡ (-E-)
lucio esevich
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Re: Fantasmas en la Iglesia

Mensaje por lucio esevich » Dom Dic 08, 2019 2:17 pm

Nocturno escribió:
Dom Dic 08, 2019 12:52 pm
Exelente relato ¡¡¡ muy pero muy bueno amedida que pasa el tiempo la nostalgia y el recuerdo
de aquellos momentos muy felices gracias lucio por compartir saludos ¡¡ (-E-)
Muchas gracias por tomarte el laburo de leer Nocturno. Abrazos.
granpez44
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Re: Fantasmas en la Iglesia

Mensaje por granpez44 » Mar Dic 10, 2019 8:58 am

(-H-) muy bueno, gracias...
"Intenta de nuevo, falla de nuevo. Falla mejor." Samuel Beckett
lucio esevich
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Re: Fantasmas en la Iglesia

Mensaje por lucio esevich » Mar Dic 10, 2019 10:56 am

granpez44 escribió:
Mar Dic 10, 2019 8:58 am
(-H-) muy bueno, gracias...
Gracias a vos granpez por leer.
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