Mi primer experiencia... y mi primer julepe...
Publicado: Vie Jul 03, 2015 3:56 pm
Siempre me dediqué a la caza menor, en mi zona, pero siempre supe que en algún momento iba a llegar una salida de caza mayor.
A lo mejor, cualquier cazador se acordará de su primer salida de caza mayor, pero yo estoy seguro de que no me la voy a olvidar...
Hace como seis meses empezó a madurar una posibilidad y pudimos ponerle fecha.
Desde ese momento, volví a releer montones de posteos de apostadas, de recechos, de recomendaciones de cosas para tener en cuenta, etc,
también me hice un cuchillo para cuerear, un aparejo chico, con eslabones de cadena de moto y lingas de kevlar, con el que pude levantar 100 kilos solo, también mi esposa me fabricó un apostadero espectacular, super liviano y no sé cuantas cosas más fui rejuntando para el evento...
Con dos amigos (Sergio y Hugo), con los que nunca había tenido oportunidad de salir a cazar, conseguimos un campo en Río Colorado, y por fin, podíamos ir a buscar algún chancho.
Mi parte consistía en tramitar los permisos y coordinar un poco con Miguel, que era quien nos conseguiría el campo.
A un mes de la fecha fijada para el viaje y habiendo ya había sacado vacaciones en el trabajo, me dí cuenta que la fecha elegida por otro de los integrantes de la cacería, coincidía con ... la luna nueva...
Ya arrancamos mal, tenía que cancelar las vacaciones reconfigurar las guardias en el laburo, fijar otra fecha, pedir de nuevo el permiso del campo... y varios etc. más...
Fijamos la nueva fecha de salida, 15 días más tarde, no queríamos dejar pasar un día más... pero... a una semana del viaje, me llamó Miguel y me dijo "se pincho la cacería... el encargado del campo tuvo un problema y lo sacaron del campo", de más está contar mi sentimiento...
Pero... como no podían ser todas malas, a los dos días, me llamó de nuevo y me dijo que había estado con el dueño del campo y que ya "tenía firmado el permiso"... se me vino otro sentimiento encontrado... que permiso? si los formularios los tenía yo! Ante mi consulta, me respondió que el dueño le había escrito un papel, donde decía que los tres cazadores que íbamos a ir, estábamos autorizados a cazar en su campo...
Por suerte, le explicamos toda la situación al dueño y no tuvo problemas en encontrarse con nosotros en la comisaría y así arreglamos para el lunes 22 a media mañana.
Ya nos habíamos enterado de las cualidades del campo y sabíamos que íbamos a ir al medio de la nada, en carpas... y que deberíamos caminar, con todos los bártulos, unos 3 Km... pero en mi caso, lo importante era poder ir... y nada más me importaba!
Llegó el día y ahí estábamos, con los formularios certificados y con el acuerdo de encontrarnos con el dueño a unos 5 Km del campo, para que nos enseñara los límites y las características.
Luego de eso nos despedimos y fuimos invitados a comer unos tallarines espectaculares que hizo la esposa Miguel.
... y por fin!!! en las dos camionetas, estábamos yendo al sitio... pero... no era el campo que nos había dicho en un primer momento, sino que nos sugirió "otras de sus parcelas"... 15.000 hectáreas recostadas sobre 10Km de costa del Río Colorado, e incluso nos abrió la casita... a escasos 20 metros del río, y nos permitió pasar los 5 días en élla, en la que teníamos "toneladas" de leña alrededor.
Perdón por la expresión, pero les juro que cuando llegamos al lugar, "se nos cayó el culo"... no lo podíamos creer.
No alcanzamos a salir de nuestro asombro, cuando ya nos sacó pa'l campo, para mostrarnos los límites, los lugares más promisorios, las vizcacheras, con pedido expreso de que le matemos todas las vizcachas... (y nosotros sin carabina!!!!!).
El dueño me dijo que nunca le había dado permiso a nadie y que no había animales y que tampoco iba a andar gente, así que podíamos tirar tranquilos, el campo era nuestro.
De vuelta en la casa, y siendo que se veía que hacía tiempo que estaba abandonada, decidimos armar las carpas en el interior, porque en las habitaciones había murciélagos y se veían rastros de laucherío en todas partes, así que no quisimos remover y levantar tierra, por cualquier peste que pudiera haber.
Armamos todo y salimos a dar una vuelta para reconocer un poco el lugar.
El campo contaba con una isla de 80 hectáreas, que como el río estaba tan bajo, tenía el canal que la rodeaba, seco y con algunos charcos, en donde se podían ver abundantes huellas de chanchos y de pumas, algunas viejas y otras recientes, y algunas, muy grandes.
Ya esa misma noche, quise ir a apostarme a unos 1600 metros de la casa, cerca de uno de los charcos que quedaba en el canal, y para allá fuimos, a eso de las 16:00 Hs, con Sergio, uno de mis compañeros de caza... que jamás había salido a cazar nada, pero nada de nada, y que ahora tenía su fusil nuevo, listo para estrenarlo... Para las 23:00Hs, Sergio ya estaba medio congelado, así que decidimos volver, sin haber visto nada.
Ya de vuelta, hicimos una arrimada a las vizcacheras, como para despuntar el vicio. Yo había llevado mi escopeta, con media caja de cartuchos y así fue que pudimos traer una sola, porque cuando llegamos al lugar, había como veinte vacas... siendo que según el dueño, no debería haber animales...
Por suerte no nos quedamos apostados, porque esa noche hizo 13º bajo cero, y calculo que unos 20º bajo cero de sensación térmica.
En el vidéo, se ve el termómetro y en el minuto y 40 segundos más o menos, el estado en que estaba la vizcacha!
Los cinco días se podrían abreviar contando las caminatas matinales y vespertinas, que hacíamos para ver si podíamos encontrar algún chancho de día. Caminábamos como chanchos calientes, unos 15 Km por día, entre el fachinal, colas de zorro, tamariscos, etc.
Sólo vimos tres gatos monteses y algunas martinetas, pero nada más!!!!
Eso sí, había rastros de chanchos por todos lados, bostas, osadas, revolcadas, huellas, raíces arrancadas, caminos, etc. pero chanchos... ni uno...
Y así llegaba la última noche, y no podía quedarme con las ganas, así que nuevamente decidí ir a apostarme e invité si alguno quería acompañarme, pero ninguno quiso y me dijeron que estaba loco. Sergio se ofreció a acompañarme y llevarme algunas cosas, pero después se volvería.
Yo me iba a apostar solo y en mi primer salida...
Después de recorrer bastante, me gustó un lugar dentro del canal seco, a unos 1300 metros de la casa, contra una barranca de unos 3 metros, a unos 50 metros de un charco y desde donde salía otro canal que cortaba la isla al medio, los canales formaban una "Y". En ese sito, era donde más huellas había y el viento estaba bien de frente. Pero Sergio me insistió en que armara el apostadero arriba de la barranca, para tener mejor vista y como el fondo del canal era de arena y canto rodado, me iba a ser más fácil ver alguna figura por el contraste, así que buscamos un lugar para subir y allá armamos la carpa, a un metro de la barranca y justo donde asomaban las ramas de un sauce, nacido en el lecho del canal.
Sergio se fue y ahí quedé yo... solo con mis pensamientos.
Me puse el mameluco térmico, acomodé la mochila de panza, y le puse arriba todo lo que podría llegar a necesitar... dos linternas, un pan y una barra de chocolate, la pistola (Ballester .22), una botella de Gatorade adentro de una media, que leí en un post que la recomendaban para tener a mano para mear, un cuello de polar, el gorro de lana, la escopeta lista, cargada con breneke, posta, breneke, posta y breneke, y nada más.
Empezó a hacer frío, así que para evitar hacer ruido, me puse el cuello y el gorro de lana, me tomé dos latas de Speed que me había dado mi suegra, me saqué las zapatillas, me metí en la bolsa de dormir hasta la cintura y me quedé en silencio, con el Mauser apoyado en las piernas.
Cada tanto miraba con los binoculares, para confirmar que lo que veían mis ojos eran solo mi imaginación...
La noche cayó y la luna iba a estar presente hasta eso de la 1:30.
El cansancio me estaba pudiendo, pero a las 12:20... MAMÁ!!!!
Sentí la atropellada hasta casi el borde de la barranca, a un metro de mí, un instante de silencio, la arrastrada hacia abajo y la aterrizada en el fondo del canal..., en un solo acto, pegué el grito "JUIRA BICHO!!!", le pegué con la mano abierta a la carpa, para hacer quilombo y tiré dos tiros al piso, con la pistola (del cagazo que me pegué, creo que apreté tanto el gatillo, que le saqué jugo!)... acto seguido, le tiré las dos latas de Speed vacías, la botella de la meada y un tiro con el Mauser al medio del charco, que retumbó contra la isla... después fue el mayor de los silencios.
No tenía dudas de lo que era, sólo que no sé por que lo hizo. Era un puma.
El cuero de las piernas se me estremeció de tal manera que parecía que me cortaba la circulación y sentí que se me paraban los pelos de la nuca y se me cortaba la respiración.
Me hice un fondo blanco con el café del termo y ya me quedé, con los ojos como dos lunas llenas!
Por un largo rato, se inundó la carpa con un olor penetrante a meada de gato.
Dos horas más tarde de ese acontecimiento, algo se chocó la rienda de atrás del apostadero y me hizo temblar toda la carpa... otro cagazo más!!!!
Fue la noche más larga de mi vida, no amanecía nunca!!!
Me imagino que cuando el puma llegó a su casa le dijo a su jermu... "no sabés el susto que me pegué!!!"
A la mañana, con la luz del día, pude ver la arrastrada en la barranca y las huellas más abajo. En ningún momento lo vi venir, ni lo escuché.
Seguramente me volvería a apostar solo, pero no al ras del piso... ya entendí quien manda de noche!
Así termino la salida... sin ningún chancho, pero habiendo pasado muy buenos momentos... y de los otros...
Ya va a haber revancha, porque quedamos invitados para cuando querramos ir.
Van algunas fotos y videos (los videos van a tardar).
Abrazo.
http://youtu.be/TCJkrPzu8YQ
A lo mejor, cualquier cazador se acordará de su primer salida de caza mayor, pero yo estoy seguro de que no me la voy a olvidar...
Hace como seis meses empezó a madurar una posibilidad y pudimos ponerle fecha.
Desde ese momento, volví a releer montones de posteos de apostadas, de recechos, de recomendaciones de cosas para tener en cuenta, etc,
también me hice un cuchillo para cuerear, un aparejo chico, con eslabones de cadena de moto y lingas de kevlar, con el que pude levantar 100 kilos solo, también mi esposa me fabricó un apostadero espectacular, super liviano y no sé cuantas cosas más fui rejuntando para el evento...
Con dos amigos (Sergio y Hugo), con los que nunca había tenido oportunidad de salir a cazar, conseguimos un campo en Río Colorado, y por fin, podíamos ir a buscar algún chancho.
Mi parte consistía en tramitar los permisos y coordinar un poco con Miguel, que era quien nos conseguiría el campo.
A un mes de la fecha fijada para el viaje y habiendo ya había sacado vacaciones en el trabajo, me dí cuenta que la fecha elegida por otro de los integrantes de la cacería, coincidía con ... la luna nueva...
Ya arrancamos mal, tenía que cancelar las vacaciones reconfigurar las guardias en el laburo, fijar otra fecha, pedir de nuevo el permiso del campo... y varios etc. más...
Fijamos la nueva fecha de salida, 15 días más tarde, no queríamos dejar pasar un día más... pero... a una semana del viaje, me llamó Miguel y me dijo "se pincho la cacería... el encargado del campo tuvo un problema y lo sacaron del campo", de más está contar mi sentimiento...
Pero... como no podían ser todas malas, a los dos días, me llamó de nuevo y me dijo que había estado con el dueño del campo y que ya "tenía firmado el permiso"... se me vino otro sentimiento encontrado... que permiso? si los formularios los tenía yo! Ante mi consulta, me respondió que el dueño le había escrito un papel, donde decía que los tres cazadores que íbamos a ir, estábamos autorizados a cazar en su campo...
Por suerte, le explicamos toda la situación al dueño y no tuvo problemas en encontrarse con nosotros en la comisaría y así arreglamos para el lunes 22 a media mañana.
Ya nos habíamos enterado de las cualidades del campo y sabíamos que íbamos a ir al medio de la nada, en carpas... y que deberíamos caminar, con todos los bártulos, unos 3 Km... pero en mi caso, lo importante era poder ir... y nada más me importaba!
Llegó el día y ahí estábamos, con los formularios certificados y con el acuerdo de encontrarnos con el dueño a unos 5 Km del campo, para que nos enseñara los límites y las características.
Luego de eso nos despedimos y fuimos invitados a comer unos tallarines espectaculares que hizo la esposa Miguel.
... y por fin!!! en las dos camionetas, estábamos yendo al sitio... pero... no era el campo que nos había dicho en un primer momento, sino que nos sugirió "otras de sus parcelas"... 15.000 hectáreas recostadas sobre 10Km de costa del Río Colorado, e incluso nos abrió la casita... a escasos 20 metros del río, y nos permitió pasar los 5 días en élla, en la que teníamos "toneladas" de leña alrededor.
Perdón por la expresión, pero les juro que cuando llegamos al lugar, "se nos cayó el culo"... no lo podíamos creer.
No alcanzamos a salir de nuestro asombro, cuando ya nos sacó pa'l campo, para mostrarnos los límites, los lugares más promisorios, las vizcacheras, con pedido expreso de que le matemos todas las vizcachas... (y nosotros sin carabina!!!!!).
El dueño me dijo que nunca le había dado permiso a nadie y que no había animales y que tampoco iba a andar gente, así que podíamos tirar tranquilos, el campo era nuestro.
De vuelta en la casa, y siendo que se veía que hacía tiempo que estaba abandonada, decidimos armar las carpas en el interior, porque en las habitaciones había murciélagos y se veían rastros de laucherío en todas partes, así que no quisimos remover y levantar tierra, por cualquier peste que pudiera haber.
Armamos todo y salimos a dar una vuelta para reconocer un poco el lugar.
El campo contaba con una isla de 80 hectáreas, que como el río estaba tan bajo, tenía el canal que la rodeaba, seco y con algunos charcos, en donde se podían ver abundantes huellas de chanchos y de pumas, algunas viejas y otras recientes, y algunas, muy grandes.
Ya esa misma noche, quise ir a apostarme a unos 1600 metros de la casa, cerca de uno de los charcos que quedaba en el canal, y para allá fuimos, a eso de las 16:00 Hs, con Sergio, uno de mis compañeros de caza... que jamás había salido a cazar nada, pero nada de nada, y que ahora tenía su fusil nuevo, listo para estrenarlo... Para las 23:00Hs, Sergio ya estaba medio congelado, así que decidimos volver, sin haber visto nada.
Ya de vuelta, hicimos una arrimada a las vizcacheras, como para despuntar el vicio. Yo había llevado mi escopeta, con media caja de cartuchos y así fue que pudimos traer una sola, porque cuando llegamos al lugar, había como veinte vacas... siendo que según el dueño, no debería haber animales...
Por suerte no nos quedamos apostados, porque esa noche hizo 13º bajo cero, y calculo que unos 20º bajo cero de sensación térmica.
En el vidéo, se ve el termómetro y en el minuto y 40 segundos más o menos, el estado en que estaba la vizcacha!
Los cinco días se podrían abreviar contando las caminatas matinales y vespertinas, que hacíamos para ver si podíamos encontrar algún chancho de día. Caminábamos como chanchos calientes, unos 15 Km por día, entre el fachinal, colas de zorro, tamariscos, etc.
Sólo vimos tres gatos monteses y algunas martinetas, pero nada más!!!!
Eso sí, había rastros de chanchos por todos lados, bostas, osadas, revolcadas, huellas, raíces arrancadas, caminos, etc. pero chanchos... ni uno...
Y así llegaba la última noche, y no podía quedarme con las ganas, así que nuevamente decidí ir a apostarme e invité si alguno quería acompañarme, pero ninguno quiso y me dijeron que estaba loco. Sergio se ofreció a acompañarme y llevarme algunas cosas, pero después se volvería.
Yo me iba a apostar solo y en mi primer salida...
Después de recorrer bastante, me gustó un lugar dentro del canal seco, a unos 1300 metros de la casa, contra una barranca de unos 3 metros, a unos 50 metros de un charco y desde donde salía otro canal que cortaba la isla al medio, los canales formaban una "Y". En ese sito, era donde más huellas había y el viento estaba bien de frente. Pero Sergio me insistió en que armara el apostadero arriba de la barranca, para tener mejor vista y como el fondo del canal era de arena y canto rodado, me iba a ser más fácil ver alguna figura por el contraste, así que buscamos un lugar para subir y allá armamos la carpa, a un metro de la barranca y justo donde asomaban las ramas de un sauce, nacido en el lecho del canal.
Sergio se fue y ahí quedé yo... solo con mis pensamientos.
Me puse el mameluco térmico, acomodé la mochila de panza, y le puse arriba todo lo que podría llegar a necesitar... dos linternas, un pan y una barra de chocolate, la pistola (Ballester .22), una botella de Gatorade adentro de una media, que leí en un post que la recomendaban para tener a mano para mear, un cuello de polar, el gorro de lana, la escopeta lista, cargada con breneke, posta, breneke, posta y breneke, y nada más.
Empezó a hacer frío, así que para evitar hacer ruido, me puse el cuello y el gorro de lana, me tomé dos latas de Speed que me había dado mi suegra, me saqué las zapatillas, me metí en la bolsa de dormir hasta la cintura y me quedé en silencio, con el Mauser apoyado en las piernas.
Cada tanto miraba con los binoculares, para confirmar que lo que veían mis ojos eran solo mi imaginación...
La noche cayó y la luna iba a estar presente hasta eso de la 1:30.
El cansancio me estaba pudiendo, pero a las 12:20... MAMÁ!!!!
Sentí la atropellada hasta casi el borde de la barranca, a un metro de mí, un instante de silencio, la arrastrada hacia abajo y la aterrizada en el fondo del canal..., en un solo acto, pegué el grito "JUIRA BICHO!!!", le pegué con la mano abierta a la carpa, para hacer quilombo y tiré dos tiros al piso, con la pistola (del cagazo que me pegué, creo que apreté tanto el gatillo, que le saqué jugo!)... acto seguido, le tiré las dos latas de Speed vacías, la botella de la meada y un tiro con el Mauser al medio del charco, que retumbó contra la isla... después fue el mayor de los silencios.
No tenía dudas de lo que era, sólo que no sé por que lo hizo. Era un puma.
El cuero de las piernas se me estremeció de tal manera que parecía que me cortaba la circulación y sentí que se me paraban los pelos de la nuca y se me cortaba la respiración.
Me hice un fondo blanco con el café del termo y ya me quedé, con los ojos como dos lunas llenas!
Por un largo rato, se inundó la carpa con un olor penetrante a meada de gato.
Dos horas más tarde de ese acontecimiento, algo se chocó la rienda de atrás del apostadero y me hizo temblar toda la carpa... otro cagazo más!!!!
Fue la noche más larga de mi vida, no amanecía nunca!!!
Me imagino que cuando el puma llegó a su casa le dijo a su jermu... "no sabés el susto que me pegué!!!"
A la mañana, con la luz del día, pude ver la arrastrada en la barranca y las huellas más abajo. En ningún momento lo vi venir, ni lo escuché.
Seguramente me volvería a apostar solo, pero no al ras del piso... ya entendí quien manda de noche!
Así termino la salida... sin ningún chancho, pero habiendo pasado muy buenos momentos... y de los otros...
Ya va a haber revancha, porque quedamos invitados para cuando querramos ir.
Van algunas fotos y videos (los videos van a tardar).
Abrazo.
http://youtu.be/TCJkrPzu8YQ